domingo, 30 de marzo de 2014

BUECAM



Buecam era un pueblo bendecido, por vírgenes alcaldesas perpetuas, el santo patrón del pueblo famoso, en todos los medios por estar imputado, detenido y una congregación de hermanas descalzas de los pies y de la vida.
                Contaban los mayores que cuando llegaban los tarriteros al pueblo, marchaban tal como entraban, diciendo al alejarse ¡Ay Santa Buecam bendita que de “na” tiene y “na” necesita¡.
                Tenía su supermercado, su mercería, su tienda de regalos, una joyería, una pequeña plaza de abastos hasta con churrería y pescadería, sus habitantes a ratos como todos eran felices.
                Uno de los episodios reciente de este pueblo tranquilo y muy suyo lo relatan en el foro del pueblo un escritor anónimo y por nadie desmentido y fue  a causa de un bazar chino… que de momento y que se sepa nada tiene que ver con el caso que ha pasado a los medios del chino muerto en extrañas circunstancias en el salón de plenos de Buecam reflejados en los papeles de Carmen.
                ¿Un bazar chino? ¡¡¡¡ gritaban los puristas intolerantes de  cualquier cambio hacia nuevas formas de vida. ¡Que locura¡
                ¡Qué horror¡ ¡que desatino¡ ¿Dónde lo ”ponen”? ¿Quién le ha dado permiso?
                ¿Un restaurante también? ¡vamosss organicemos un manifestación¡
                Paco “el niño del torero” mote del padre heredado por su hijo, como pasa en casi todos pueblos, era cabrero. Se paró en la plaza al ver el jaleo.
                ¡Paco “vente” a la manifestación que tenemos que parar a los chinos que nos van a invadir ¡. Gritaron los puristas intolerantes.
                ¿Quién les dará de comer hoy a mis cabras?
                No contesto nadie, Paco siguió su camino, María la de  Bernarda salió a la puerta a enterarse de lo que pasaba y a preguntar:
¿de quiénes son los locales donde lo van a poner?  
                Marpi pasaba por allí repartiendo pan y les informo:
Son del hijo de Don Placido, el que te vende las peonadas para tu mujer.
                Entonces pongamos de intermedias a las Hermanas Descalzas de la Caridad.
                Hacia el convento dirigieron sus pasos los pelotas, los puristas e intolerante a pedir la intercesión de las hermanas.
                Les recibió la hermana superiores que les pregunto:
                ¿Qué traéis?
                Se lo contaron y esta concluyo:
                No podemos ayudaros, nuestros votos no lo impide, nosotros solo estoamos para la contemplación y la oración, además Don Placido es un buen católico, nos ha rehabilitado las tapias de la huerta con la subvención  de sus tierras que ya ni las ara ni na, entre su subvención y los trabajadores municipales, que el ayuntamiento nos ha cedido para la obra por que el alcalde le debía un favor Don Placido tenemos tapias nuevas y muy agradecida les quedamos a ambos, os dejo  toca a la oración, que dios os proteja hermano y que sea lo que sea será voluntad de el.
                ¡ohhhhhh que desilusión¡
                Vayámonos al ayuntamiento
                ¿Para que? Si allí  se a rascan los “guevos” y si lo dice Don Placido, lo dice el alcalde.
                Dialogan los intolerantes en la plaza del pueblo.
                No era Don Placido quien decía la otra tarde en el casino que la culpa era toda de los inmigrante, de que no tuviéramos trabajo, de las enfermedades, de los robos, de la separaciones…
                Siiiiii corearon los que quedaban en la plaza
                ¿y? pregunto Virtudes niña bien y empollona que vivía en el pueblo cuando su trabajo se lo permitía. Había seguido la marcha de los intolerantes toda la mañana, se subió a un banco  de la plaza y así les hablo.
                Queridísimo pueblo, (ella había sido pregonera en la plaza del pueblo) vamos a ver Pablito, ¿Por qué te molestan los chinos? ¿y no te molesta pagarle a Don Placido las peonadas, encima le estas agradecido y eso es fraude, dinero negro, compra de voluntades, escarnio, explotación, usura. La misma superiora te ha dado las pruebas del delito, que con las subvenciones que recibe para dar trabajo arregla las tapias de la huerta… con la connivencia y complicidad del ayuntamiento, eso es falsedad documental, prevaricación, tráfico de influencia. ¿Los chinos Pablo? ¿Los chinos son el problema?
                Años después la muerte de un chino, en extrañas circunstancias en el salón de pleno del ayuntamiento, sacaría al pueblo del anonimato… y sus historias
                 

                

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