domingo, 18 de marzo de 2012

MAGDA


Siempre me gustaron las mujeres morenas de pechos grandes, caderas armoniosas, nalgas prietas y ojos negros, eso era lo que a mi me gustaba. Pero de otro tipo de mujer me enamoré, Magda era esbelta, delgada, blanca, con pelo fino tirando a rubio cobrizo pero muy endeble, que en el óvalo de su cara quedaba como descolorido, sabia que me gustaban morena y su amor le hizo hacer varios sacrificios por mi, tomaba el sol, pero su piel de una delicadeza chocante le hacia daño que mas parecía un traje de lunares blanco roto mas bien destrozado, que morena clara, el medico le prohibió terminantemente  tomar el sol, pero en su intento de querer sorprenderme localizó en una estantería del supermercado una crema bronceadora poniendo en marcha una sesión erótica destinada a mi fantasía sexual de joder, a una mujer morena. Aromatizo la estancia con varitas de incienso alumbrándola con unas velas camicaces que mas que alumbrar apagaban cualquier atisbo de luz, lánguidas,triste nada romántica  daba miedo, todo ello con sabanas de satén, musica budista que mas que relajar cansaba.


 Me dio la crema bronceadora que olía a canela y sabía a caramelo diciéndome: cúbreme toda, ella ya se había cubierto la cara convincentemente y al mirarla me pareció un paje del Rey Baltasar pero sin gorro.
 Fuí poco a poco masajeando su cuerpo, sus pechos eran tersos y el masaje le puso los pezones tiesos…  apetecibles… fui comiéndomela poco a poco… lenta, suavemente,  la sentía húmeda, caliente, la besaba, mordisqueaba, la chupaba, era tal el gusto que me estaba dando que empecé a marearme ¿de placer? desperté en urgencia.
 Mi novia, media paje del Rey Baltasar, media vikinga descolorida nunca le agradeceré lo suficiente su sacrificio por mi, aunque estuvieron a punto de quitarme la vida, le pregunte ¿Qué me ha pasado? Me contesto te has envenenado… con el bronceador.

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