domingo, 1 de enero de 2012

El Mosquito

El calor no le dejaba dormir, y el chirriar de aquella puerta lo estaba poniendo nervioso, miro el reloj. Eran las tres de la mañana de una noche calurosa y nada invitadora al sueño.
   
      Se revolvió en la cama esperando pacientemente quedarse dormido, pero el sueño no llegaba y si todos los ruidos de la noche: el aullido de un pero, las gotas que caían de aquel grifo, la puerta con su chirriar constante, y los cantos ensordecedores de un centenar de grillos. Como pudo intento evadirse ... de pronto ... ¡zas!, ¡lo que faltaba! se entablo una batalla campal a vida o muerte.

       El mosquito salo ileso de todas las encerronas y a el, le parecía, que incluso en la burla de tan vil insecto, era oída por todo el vecindario.

       El, un hombre tan respetado, humillado por tan ridículo bicho, eso, no lo podía consentir, y tras un momento de tregua volvía a comenzar la lucha.

      Parecía que tan repelente bichejo quisiera sacarle de quicio, ni la paleta ni los insecticidas, ni esperar que se parara daban resultado, ¡todo inútil!.

      Al amanecer, el pobre hambre creyo que ya era suyo, se aproximo tranquila, suavemente y  al darle el golpe final resbalo, ...

      A la mañana siguiente, lo encontró la doncella tendido en el suelo, estaba muerto, su nuca cascada. Sobre el pecho le paracio ver un insecto semejante a un mosquito, que claro esta, no dio importancia ante el Juez que levanto el cadáver.


Luna Romero
  

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